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martes, marzo 6

MIMETISMO EN LA HISTORIA DEL FUTURO PRÓXIMO.


Anoche vi el eclipse total de luna. Una cosa tan natural como una sombra y sin embargo causa un especial estado de ánimo en tu cuerpo. Al menos a mi me lo causó la primera vez que lo disfruté en 1967 ó 68. En la etapa de sombra total, se ve la esfericidad de la luna que flota en el espacio. Me pregunto el por qué no estamos más pendientes de disfrutar de estas cosas y sí disfrutamos de cosas mucho más primarias.
La observación de algo tan natural como un eclipse debería ser análoga a la observación de lago tan natural como el comportamiento humano, que también causa un estado de ánimo especial en tu cuerpo.
Pero resulta que cada vez es menos natural el comportamiento humano. Se está pareciendo más a una ficción de un novelista enloquecido que en medio de su paranoia escribe el guión de un suicidio colectivo.
Al tratar de estudiar los patrones y las pautas de la sociedad moderna, lo primero es tratar de explicar por qué unos patrones funcionan en unas sociedades y otros no se insinúan siquiera. Al observar el crecimiento de la criminalidad en todo el mundo, especialmente en Europa y América, vemos que la delincuencia cambia algunos ropajes pero su aspecto es similar a ambos lados del Océano. El gusto de los ejércitos romanos por reclutar a los duros de cada región es similar a la política inglesa de siglos anteriores, y sus patentes de corso. El auge de la piratería fue encajada por la mayor potencia imperial de la época para que trabajase a su favor. En ámbitos más reducidos, los ejércitos de Francisco Franco utilizaron a los mercenarios marroquíes y a los milicianos requetés, que no estaban por la labor de preservar los derechos humanos en plena contienda civil española. Los victoriosos ejércitos norteamericanos que habían derrotado al III Reich, reclutaron a los mafiosos italianos durante el conflicto y al final. Los oficiales de la Gestapo pasaron sin problemas a engrosar las filas de las fuerzas que lucharían contra las poderosas fuerzas comunistas, en todos los suelos del planeta.
Como aguas de un irritado océano, las masas humanas producen idénticas ó parecidas olas en cada continente. Y si vemos una tempestad en Colombia, vemos parecidas olas en Italia y España.
Lo que está pasando en Colombia parece, para los poco avisados, una mala novela de un escritor del realismo fantástico. No es posible que un individuo como Uribe sea el flamante Jefe del Estado Colombiano. Pero parecería imposible que lo hubiese sido Silvio Berlusconi en Italia. Si en 1945 alguien hubiese dicho que la misma democracia por la que se había luchado en suelos europeos sería la defensora del derecho de las mafias a gobernar, y de la extrema derecha a formar parte de los ejércitos de los ahora llamados países libres, hubiese sido tildado de paranoico y fantasioso.
Todavía sería más increíble en 1945 que alguien hubiese dicho que la extrema derecha antisemita y el sionismo estarían manejando los destinos de parte de los países de este mundo en perfecta armonía. Eso era imposible después de Treblinka y Auswitch.
La pregunta que surge es ¿Cómo se han perdido los bordes y las fronteras de la realidad?... pero también sería posible hacer la pregunta: ¿es que la diferencia que parecía haber no es tal diferencia sino es reflejo especular de la misma realidad?...
En algunos contextos la connivencia de los aparentes enemigos no es otra cosa que el avance de dos amigos que se ayudan en el camino. En otros contextos los “enemigos” son los mismos grupos con diferente nombre.
En este blog he intentado exponer que no solo no existe la llamada izquierda abertzale en el país vasco, sino que todo ese nacionalismo europeo y español en particular son diferentes epifenómenos de la misma derecha-extrema derecha que dio origen al nacionalsocialismo alemán.
Que los conservadores bienintencionados quieran ser distinguidos de los extremistas de derecha no es un asunto bien visto por los medios ultras en todo el mundo. La tarea de la derecha mundial es poder tener cohesionadas a sus fuerzas como lo quería Hitler, de tal manera que posteriormente era imposible desmarcarse de esa ideología cuando el extremismo reinante no lo permitiera por su propia dinámica.
El conservador partido Popular en España alberga a la extrema derecha en su seno como la democracia cristiana tenía y quizá aun tiene dentro de sus miembros a jefes locales de esa tendencia y casi imperceptiblemente la misma Forza Italia de Berlusconi tiene a guerreros de la más pura herencia del Duce Mussolini.

En Colombia el panorama es más claro, pues la derecha extremista sí ha sido clara en sus aventuras con el mundo ultraconservador. En los ambientes ultra de Colombia, ellos tienen claro que el ser rico anticomunista y a ser posible de raza blanca no les hace ni conservadores ni extremistas sino buenos colombianos. Los ideólogos sí lo tienen claro, pero el ciudadano medio tiene en su mente la idea de que estar contra el comunismo y el terrorismo es ser siempre políticamente correcto.

Esa absoluta corrección le permitiría ver legitimas las actuaciones de los grupos paramilitares que combaten el comunismo y “hacer la vista gorda” ante el narcotráfico subyacente. De la misma manera los bienpensantes ciudadanos conservadores españoles ven correcta la actitud de los políticos extremistas españoles que combaten el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero por todos los medios pues es la misma cruzada de 1936 contra los ateos y comunistas que combatieron Franco y la Santa Madre Iglesia. Muchas más razones que entonces encuentran ahora, pues el demonio ataca con más fuerza y actúa entre la población con matrimonios entre homosexuales, la ruptura de la España Eterna, la educación laica, y todas esas actuaciones imperceptibles por las que la izquierda ayuda a los ateos y comunistas de siempre.
Por eso, si aquellos políticos que combaten a la izquierda se salen un poco de la ley, se les perdona –sobre todo Dios los perdona- si en su actuar hay algo de narcotráfico, de urbanismo depredador, de dineros negros y de aquellos saqueos al erario público que son con la idea de satisfacer a Dios.

Esas actuaciones fuera de la ley serían más santas si contemplan acabar físicamente con los jefes de la izquierda. El asesinato selectivo siempre ha sido un invaluable argumento disuasorio. En la Rusia de Putin y el Israel de Sharon es una ciencia cada vez más sofisticada. En Colombia, los paramilitares de ultraderecha trabajan conjuntamente con la policía y el ejército y los servicios de inteligencia del país, siempre amparados por el gobierno en su lucha contra el terrorismo y esto es encima bien visto por los ciudadanos quienes ven esa lucha como necesaria. Que en medio se encuentre el pueblo llano y enemigos políticos de Uribe es una circunstancia insalvable y propia de esa lucha. Para esto además se cuenta con los servicios de familias mafiosas de toda la vida, que en su buen hacer han luchado contra el comunismo y la izquierda popular. Esas familias mafiosas tienen además el concurso de periódicos y editoriales que defienden todo tipo de tropelías de las castas políticas que han trabajado siempre por la paz. Solo que su aplicación debe ser tal que las culpas se puedan echar mediáticamente a otros a ser posible del entorno del asesinado.

Vemos pues que los movimientos de derecha son asociaciones para la delincuencia en la medida que esto no sea perceptible por los votantes. Es necesario entonces acusar a la izquierda de lo que precisamente la derecha comete.
Para esto la mentira, la media verdad, el hecho iluminado con otra luz, el miedo infundado contra enemigos inexistentes, el enmascaramiento de la realidad como un continuo accionar, está combinado con una campaña para aleccionar al público para que poco a poco vea los delitos del neoliberalismo como un asunto propio de la modernidad.

No hay otra manera para la derecha mundial que contar con los servicios del hampa. Los delitos de la gran industria armamentística, de la industria farmaceutica y de todas aquellas empresas que saquen sus rendimientos del engaño, del saqueo a las arcas de las naciones, necesitan un ejército no regular que defienda esos intereses. En Colombia ya lo han logrado y en Italia y España se hace con mucho sigilo, para que los votantes no se espanten.