Visitas desde Mayo 17 de 2008

sábado, mayo 26

LOS ESPAÑOLES TIENEN UNA CITA CON LA HISTORIA



Aunque las elecciones de mañana domingo son unas elecciones comunitarias más dentro de la época posterior a la transición, es la primera vez que hay en la percepción del ciudadano medio español la idea de que estas son unas elecciones primarias antes de las generales del primer trimestre de 2008. Por lo tanto los partidos han apostado sus restos a éstas elecciones. Pero también es una elección de dos tipos de concebier el servicio público que es el ejercicio de la política.

Hay dos maneras y está muy claro hoy quienes son los personajes de carne y hueso que representan esas formas de praxis política. En el lado de la izquierda está José Luis Rodríguez Zapatero con su Partido Socialista Obrero Español y por el otro el modelo que trata de imponer José María Aznar, quien no compite en estas elecciones. El representante oficial es Mariano Rajoy, pero muy marcado desde la derecha por las huestes de Aznar.

Para decirlo más claro, Zapatero representa un partido político democrático y Aznar representa otra cosa diferente a un partido político. Aquí es donde la percepción de los españoles está siendo dirigida de tal manera que aparentemente se trata de una disputa electoral entre dos contendientes con un ideario diferente, opuesto pero con el máximo principio de respeto mutuo y de aceptación de las reglas de juego.

En el caso del PSOE, no cabe duda que quienes estamos cerca de la sexta década, el socialismo que representó ese partido llevó a España a lo que es hoy. El estado del bienestar, el desarrollo de las autonomías, las carreteras, la seguridad social, la conformación de un ejército profesional respetuoso con las autoridades civiles y sobre todo, la estabilización de una monarquía dentro del marco de la legitimidad. El Rey heredó todos los poderes de un dictador sanguinario que había traicionado a la república. Pero éste Rey se ganó la corona como alguna vez lo dijo Fidel Castro, por haber evitado un baño de sangre el famoso 23 de febrero de 1981, cuando hizo que Franco se revolviera en su tumba y desautorizar a unos golpistas de extrema derecha que querían repetir lo de 1936.

Luego vendrían los 13 años del gobierno de Felipe González del PSOE, que dejó a España difícil de reconocer. El país pasó de ser el vecino pobre de Europa a ser un motor de gran potencia dentro de la comunidad de esta Europa moderna. Aznar arrebató en las urnas el poder al PSOE en 1996 y continuó la labor de desarrollar a España. Lo hizo bien, hasta que vinieron, 8 años después, los acontecimientos del tren de cercanías de Madrid, con 192 muertos que sumieron a Aznar y a su partido en tal postración que desnudó sus espíritus y los mostró en su verdadera dimensión.

Al perder las elecciones del 2004, la política española debe haber entrado en una dinámica que la saca del resto de naciones Europeas. Si esto mismo hubiese pasado en Francia ó Alemania, el curso de los acontecimientos políticos tendría una presentación diferente, pues tanto derecha como izquierda en esos países están siendo llevados sin interrupción desde el final de la segunda guerra mundial, por partidos que surgieron de las cenizas de ése terrible holocausto que le costó al mundo decenas de millones de muertos.

No olvidemos que España no participó abiertamente en la segunda guerra mundial. Su cercanía ideológica con la Italia de Musolini y la Alemania de Hitler sólo se dejó ver con esa división Azul que fue a luchar contra el marxismo representado por las tropas rusas. Oficialmente, España era neutral, aunque en un equilibrio estable.

Después de la guerra, Franco, ó sus asesores, fueron hábiles al utilizar la naciente guerra fría y en su anticomunismo tejió lazos con Norteamérica que comenzaron al principio de los años 50 y los continúa Aznar con Bush, hasta que Zapatero llega al poder y retira las tropas españolas de una guerra injusta e ilegítima en las tierras del petróleo.

Golpes muy fuertes para la historia de un país que acaba de nacer para la democracia, después de una férrea dictadura nacional-católica, tan integrista como la Iraní de los sacerdotes musulmanes, incluido su concepto sobre las mujeres.

Todo esto ha debido hacer saltar las alarmas en los pensadores conservadores y han determinado un ritmo y una estrategia que no están contemplados en la cultura política de los países democráticos de Europa.

Los mismos conservadores del resto de Europa miran hacia otro lado cuando se les interroga sobre el estado actual de la relación izquierda-derecha en España. Es un teatro difícil de digerir. Cuando Aznar ha dicho algunas cosas, sus oponentes dicen que está loco, otros dicen que es el rencor, otros dicen que no ha asumido su derrota de 2004.

Pero es desgraciadamente otra cosa. Aznar sí sabe lo que está haciendo. Quizá algunos de los hombres de su partido, incluido Rajoy no lo pueden decir abiertamente porque AHORA no es políticamente correcto. Quizá dentro de su propio partido no compartan su proyecto, pero él es quien dicta las normas a esta hora y debe hacerlo con el mayor sigilo.

Todo viene desde muy atrás. Recodemos lo siguiente:

“El 8 de mayo de 1950, para el quinto aniversario de la capitulación del Tercer Reich de Adolf Hitler, el ministro francés de Relaciones Exteriores,
Robert Schuman, propone poner en práctica el proyecto de Louis Loucheur y Richard de Coudenhove-Kalergi, creando una Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).

Schuman es miembro numerario
del Opus Dei. La confraternidad secreta católica le ha creado una imagen que logra borrar el recuerdo de su participación en el gabinete de Philippe Pétain, quien firmara el armisticio de la deshonra. En Nueva York, Allen W. Dulles organiza una conferencia de prensa en la que hace pública una lista de 118 eminentes personalidades norteamericanas, miembros del ACUE, que brindan su apoyo al plan Schuman.”

Después de que Schuman estableciera su plan, el nefasto George Kennan escribe en un célebre artículo que abre las puertas a los nuevos pensadores neoliberales:
“…Los Estados Unidos poseen el 50% de la riqueza del mundo, pero sólo el 6% de su población... En tales condiciones, es imposible evitar que la gente nos envidie. Nuestra auténtica tarea consiste en mantener esta posición de disparidad sin detrimento de nuestra seguridad nacional. Para lograrlo, tendremos que desprendernos de sentimentalismos y tonterías. Hemos de dejarnos de objetivos vagos y poco realistas como los derechos humanos, la mejora de los niveles de vida y la democratización. Pronto llegará el día en que tendremos que funcionar con conceptos directos de poder. Cuántas menos bobadas idealistas dificulten nuestra tarea, mejor nos irá..."

Aznar, quien hace campaña contra la constitución en la España de 1978, quien vota contra todas aquellas leyes liberales que intentan colocar a España dentro de las naciones democráticas y desarrolladas de Europa, es un joven bien avenido con las ideas de estos pensadores de la derecha europeo-americanas que tratan de establecer el neoliberalismo en Europa. Esto es, debilitar el Estado, suprimir los impuestos en la medida de lo posible, dejar plena “libertad” a las empresas y los empresarios y que las leyes no corten de raíz la natural codicia de aquellos empresarios que quieren acumular riqueza a toda costa.

Pero Aznar sabe que si los partidos de izquierda abren los ojos de los españoles, su tarea va a ser más difícil, y no es la hora de permitir otros 13 años de dominio socialista.

Quedan dos caminos para seguir. O una alianza de los neoliberales con la izquierda –cosa muy difícil en principio- ó un golpe de estado contra los mismos rojos que combatió Franco.
Esto último no es posible con unas Fuerzas armadas profesionales. Ya no quedan generalitos golpistas. Así que es el momento de los ejercitos privados como los ha diseñado Alvaro Uribe en Colombia.

La historia del paramilitarismo es Europa es antigua. Quizá los eventos de Serbia y Croacia son los más conocidos, pero en Italia y Grecia ya funcionaron en su momento. España tiene pocos jóvenes dispuestos a derramar su sangre en luchas fratricidas, pero no sería difícil que con los buenos oficios de la Iglesia puedan ser armados con la dirección de Obispos integristas que los hay en cantidad. Pero la globalización permite que puedan ser usados ejércitos privados de otros países. Uno de esos países con ejércitos bien adiestrados para "luchar contra el comunismo” es a todas luces Colombia.

Pero estos ejércitos en realidad lucharían contra todo aquello que frene el desarrollo de la gran empresa de tal manera que sea imperceptible, con apoyo de los medios de comunicación que harían ver las acciones de esos ejércitos privados como defensores de la libertad. Eso no es difícil con toda la experiencia que tienen los Estados Unidos en domesticar sociedades en Suramérica y Europa. Pero es socialismo es un hueso duro de roer. Sabemos que los partidos de izquierda en todo el mundo están infiltrados por oscuras fuerzas de la derecha y esto es un hecho con el que los izquerdistas debemos convivir. Es parte de las condiciones de la aldea global.

Debo decirlo con pocas y certeras palabras: Aznar, Uribe, Milosevic, Bush y otros personajes de ese estilo quieren gobernar “repúblicas neoliberales” defendidas por ejércitos privados. Por eso la oposición descarada a las monarquías por parte de esa derecha neoliberal que supuestamente defiende la monarquía que viene de aquellas antiguas familias notables de la Roma Imperial.

Pero todo esto en clave izquierdista, es la acción de asociaciones para delinquir, de tal manera que todo parezca un ejercicio a favor de “la libertad”

Solo que se les ha visto el plumero. Llaman a un partido clasista, xenófobo y de los ricos “Partido Popular”. Por todas partes crecen asociaciones de la derecha más rancia con nombres en que la palabra Libertad aparece muchas veces. Los nuevos conservadores, defensores de sus derechos de propiedad, se llaman ahora liberales y llaman a la “rebelión cívica” para oponerse a las embestidas de los partidos de izquierda, que siempre oponen su justicia social.

Esta justicia social supone que los dineros del Estado se utilicen para construir herramientas para el uso de los menos favorecidos económicamente. Los neoliberales dicen que eso trae veneno en su propia concepción, pues las ayudas convierten en perezosos a los pueblos. El estado del bienestar de las sociedades Europeas y algunas de América y asia, son un monstruo contra el que hay que luchar.

La muestra de todo esto la trajo el huracán
Katrina que azotó el sur de Los Estados Unidos. Para solventar sus efectos no hubo suficientes medios económicos pero para la guerra de Irak los millones fluyeron para empresas privadas como Halliburton ó para aquellas empresas que facilitan mercenarios costosos para esas guerras.

Ese es el escenario que deben ver los españoles mañana 27 de mayo del 2007. Deben decidir entre un partido político y una asociación para delinquir en la que se está logrando convertir al Partido Popular Español, el otrora partido político de una derecha que tuvo a verdaderos demócratas en su seno.

Suerte pues a los partidos de la izquierda en España que puedan frenar los impulsos de soberbia de Aznar, Zaplana, Acebes, Esperanza Aguirre y esos políticos que defienden a los representantes de la extrema derecha española pero que traicionarían sin rubor en cuanto no les sean necesarios. Lo mismo que ocurriría con aquellos soldados paramilitares que trabajarían en su momento en la sombra para una derecha que sólo ama el principio de mercado.