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domingo, mayo 4

DEBE HACERSE UN JUICIO PENAL A AZNAR Y A URIBE


Debe hacerse un juicio penal ó político a José María Aznar y otro a Alvaro Uribe Vélez। El primero ya tiene en marcha una plataforma que se dedica a preparar el caso para que no existan problemas legales y sí una documentación válida para cuando se presente la oportunidad. El segundo, en pleno ejercicio del poder, está inmerso en una cápsula de soberbia que hace que todo “le resbale” como si fuera de teflón. O eso es lo que aparenta su comportamiento. Ambos son hombres jóvenes, ricos, astutos, sagaces y muy inteligentes. Curtidos en fieras batallas políticas con formidables adversarios. Ambos son neoliberales viscerales, con un concepto ultraconservador de la política, propensos a caminar sobre la delgada cuerda que separa lo legal de lo ilegal.

Ambos saben que sólo rodeados de incondicionales broncos, con capacidad para tener un pié en la prevaricación y otro en las entrañas de la ley, se pueden sentir seguros. La diferencia entre el europeo y el americano es su capacidad de uso del ambiente político. En el caso de Aznar, él es muy hábil en la utilización de las personas adecuadas en cada momento. Sabe rodearse de responsables del ambiente del poder financiero. Falla en el uso de responsables del ambiente mediático. En el caso de Uribe, más apremiado por problemas de imagen que por problemas financieros, ha sabido usar mejor los medios periodísticos, hasta el punto de tener a la familia Santos dentro de sus gobiernos, dueños de la casa editorial El Tiempo, el único periódico, de tirada nacional, que ha sobrevivido en Colombia. Pero ha fallado en el uso de las personas que han de rodearle a la manera de guardia pretoriana. Sus familiares, colocados en puestos clave, están ahora entre rejas, los políticos que le apoyan tiene cuentas con la justicia y están a un paso de ser detenidos.

Iván Cepeda Castro, hijo del asesinado dirigente de La Unión Patriótica, Manuel Cepeda Vargas, se ha dedicado por varios años a trabajar por los derechos Humanos en Colombia. Iván, como pocas personas en su país conoce muy de cerca las causas del conflicto armado colombiano.

En un contexto histórico, lo que refiere en el siguiente artículo es muy significativo, por cuanto muestra que la clase adinerada de Colombia miró para otro lugar cuando comenzaron las masacres en 1948 y arreciaron en los años 80.

Los políticos hicieron arreglos con los llamados paramilitares, para detener el avance de progresistas, afianzar el negocio del narcotráfico, arrebatar tierras a sus legítimos dueños, y tratar de refundar el país en decisiones tomadas en unas juntas directivas ó consejos de administración entre el hampa del narcotráfico y políticos diestros en eso de proponer cortinas de humo.

Pero todo esto responde a un plan diseñado desde arriba, quizá en otros países y no estoy pensando en los Estados Unidos, porque lo mismo pasa en varios países de Asia y África, con otra praxis y pienso que respondiendo a diferentes experimentos para ver cual es el mejor método para vender gato por liebre. La perversa idea generalizada en todo el mundo, de defender al Estado de terroristas acabando con sindicalistas, estudiantes, periodistas, comunistas y otros “indeseables”, está muy bien afianzada en Suramérica, especialmente en Colombia.

En Estados Unidos hay una población muy bien domesticada para ver enemigos de Norteamérica en todas partes como en épocas del senador Joseph Raymond McCarthy en los años 50 del siglo pasado. Pero la piedra en el zapato son las socialdemocracias europeas. Por eso es tan importante que los movimientos que se rebelan contra Estados defensores de corruptas oligarquías en Colombia ó en México sean incluidos en una lista europea de Terroristas. Aprovechando esta situación, Aznar y Uribe, cada uno a su manera, trabajan duramente para lograr que todo un planeta no vea el truco de magia, mientras disfrutan del espectáculo quienes han podido entrar al circo. Los campesinos colombianos, los indios mexicanos, los negros senegaleses ó del Chad, los campesinos del centro de Asia, los nómadas norteafricanos y otra enorme porción de seres humanos, no ha sido invitada a la función.

He aquí el sentido y estremecedor artículo de Cepeda:

La prueba es Montería

Por: Iván Cepeda Castro

ESTA SEMANA VISITÉ MONTERÍA por primera vez. Lo hice por invitación del Sindicato de Trabajadores y Empleados Universitarios de Colombia, Sintraunicol. El aeropuerto está cerca de la ciudad y colinda con la hacienda El Ubérrimo, propiedad del presidente Álvaro Uribe.

Mis acompañantes me hablan del abogado José Corena, quien se ha encargado de los negocios de tierras del Presidente y de su primo Mario Uribe. En la misma región tienen tierras los Castaño, Mancuso y alias Don Berna. A pocos kilómetros se encuentran los barrios suntuosos de los ganaderos y terratenientes de la región: El Recreo y La Castellana. En este último, la familia de Mancuso tiene una gran mansión. En la ciudad hay locales comerciales que todo el mundo sabe que pertenecen al jefe paramilitar.

Cuando pregunto si alguna autoridad ha ordenado la extinción de dominio sobre esos predios y negocios, quienes me acompañan se ríen. En esa misma zona quedan el club social y los estaderos, donde se hacen las reuniones de la alta sociedad. Me cuentan que en las fiestas se veía con frecuencia al ex fiscal Luis Camilo Osorio. Pasamos por el restaurante La Vittoriana, propiedad de los hermanos Jaime y José Maroso, socios y testaferros de Mancuso. José fue nombrado por este Gobierno en cargos diplomáticos: uno en Italia, el otro en Suiza. Ahora los grupos paramilitares los dirige Doménico Mancuso, primo de Salvatore.

A la sombra del puente que mandó a construir el presidente Uribe, y que lleva a su hacienda, en las riberas del río Sinú, habitan miles de desplazados en la miseria. Vienen de sitios como Tierralta y Valencia. El Comité Civil de Víctimas del departamento de Córdoba, Comfavic, agrupa a 7.800 familias. Muchas tienen más de un asesinado o desaparecido por los grupos paramilitares. Es obvio que para quien viviera o visitara la ciudad o las haciendas vecinas sería imposible ignorar la realidad de esos crímenes. ¿Cómo desconocer que se estaban perpetrando miles de asesinatos y no ver a los desplazados? ¿Cómo ignorar quiénes eran Mancuso y el clan de los Castaño en una ciudad en la que todo se sabe y se comenta en voz baja?

Finalmente, llegamos a la Universidad de Córdoba. Los empleados y estudiantes han comenzado un movimiento para exigir que renuncie el actual rector, Claudio Sánchez Parra. También reclaman verdad y justicia. Desde 1995, 19 personas pertenecientes a la universidad han sido asesinadas. El 18 de febrero de 2003 Mancuso citó a profesores y a empleados a Santa Fe de Ralito y les advirtió que de no asistir deberían atenerse a las consecuencias. En la reunión estaba presente el delegado del Gobierno Félix Manssur Jattin. Luego de leer las hojas de vida de los profesores que habían sido sacadas de los archivos de la universidad, Mancuso les presentó a Sánchez Parra y les dijo: “Este que está aquí a mi lado es mi amigo, y en la universidad debo tener a mis hombres de confianza”. El nuevo rector designó a familiares de Mancuso en puestos de dirección. A pesar de que la Fiscalía y la Procuraduría adelantan investigaciones en su contra, sigue en la rectoría. Esta semana el Movimiento de Víctimas dirigirá una petición al Gobierno y hará una campaña internacional pidiendo su destitución inmediata.

Tal vez existan fotos, testigos o grabaciones de los encuentros de los terratenientes, políticos y militares con Mancuso, mientras miles de personas estaban siendo asesinadas o desplazadas. Pero más allá de esos elementos fácticos, todo el orden social, la vecindad espacial de las grandes haciendas y los centros de la alta sociedad en Montería muestran la realidad de un poder criminal: la prueba es la ciudad misma.

fm_cepeda@yahoo.fr