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martes, abril 22

JUEGO DE NAIPES PARA UNA MAFIOSA


En televisión española, ayer, en el programa 59’, donde se entrevistó a la presidenta de la comunidad de Madrid, quedaron claros dos puntos: 1) Esperanza Aguirre cumple órdenes de un patrón superior a ella. 2) Su estrategia principal es plantear y no dejar claro ningún punto a fin de poderse meter por cualquier área en el momento indicado.
Esto se llama jugar en la mesa de los tahúres con cartas marcadas. Se llama trampa, en otras palabras. Pero si se hace en el terreno político, se llama mafia. Dijo, menos de 24 horas antes, que estaba contenta con haber abierto el debate ideológico. Ahora resulta que el debate no es al interior de su partido, el PP sino ante el presidente Zapatero. Eso se llama trampear. Pero es por una orden superior que tiene que acatar. La orden de su capo.
Los pederastas tienen que trampear para convencer a los niños que lo que se llama violación es amor. Lo han aprendido en la mayor organización mafiosa de la historia. Y esa organización los cobija si caen en desgracia.
Para convencer a los ciudadanos de Madrid que es mejor la sanidad privada que la pública, hay que trampear. Si hay que convencer a los ciudadanos de Madrid que la educación privada es mucho mejor que la educación pública, hay que trampear. Si hay que comprar un par de votos a cualquier Tamayo, para acceder a la presidencia de la comunidad de Madrid, hay que trampear.
La política entendida como área en la que hay que trampear, se llama mafia. Y el llamado liberalismo, el de doña Esperanza, se llama neoliberalismo en nuestros días. Acabar con el Estado y poner en su lugar a “libres” hombres de negocios que convierten la salud, la educación, las infraestucturas del país en sabrosos yacimientos de dinero a ser posible dinero público. Ese mismo dinero público puede servir para venir a salvar bancos y empresas de energía que después de ser vaciadas desde dentro por libres hombres de negocios, queden expuestas a la ayuda pública. El dinero público no es de todos sino de aquellos grupos mafiosos que a travéz e la política han sabido hacer su trabajo. Berlusconi ha sabido hacerlo en Italia. Uribe Vélez ha sabido hacerlo en Colombia. Carlos Saúl Menem lo supo hacer en Argentina. Es un gran negocio, pero hay que saber trampear. Como todo juego de cartas entre tahúres, se trata de que el otro no se de cuenta. En eso ayuda mucho la santa madre Iglesia que venden un seguro pagadero donde no puedes reclamar.