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viernes, mayo 27

un ejercicio de prospectiva para los próximos 8 años


Ya pasaron 5 días desde las elecciones municipales y autonómicas en España. Como se esperaba, el triunfo ha sido de los conservadores del Partido Popular español. Pero sus votos son 500.000 más que hace 4 años. El Partido socialista, PSOE, perdió 1,5 millones de votos. Quiere decir que muchos votos del socialismo se fueron para otras opciones de izquierda y eventualmente para los conservadores. El crecimiento del voto en blanco y nulo ha sido notable.

Habría que hace

r un ejercicio de prospectiva para los siguientes 8 años, sobre un gobierno bajo la dirección de los conservadores en España. Para esto no debemos olvidar que en seno del PP español hay grupos de extrema derecha muy representativos y además hay conservadores más moderados que se alejan de esas posiciones extremistas. El PP es además miembro de la internacional demócrata cristiana, opuesta a la internacional socialista.

Pero cualquier ejercicio de lo que podría pasar, no es tanto un ejercicio de adivinación sino de creación de escenarios posibles para los próximos 8 años al menos. Para ello es necesario dibujar los planos de las entidades que habrá de manejar el PP habida cuenta de su filosofía y de sus planes a largo plazo.

Frent

e a los sindicatos de trabajadores, sindicatos patronales, grupos terroristas como ETA y Al Qaeda, grupos emergentes como los indignados de la plaza del sol de Madrid, los viejos escenarios de conflicto internacional como Israel y Palestina, países árabes en bloque, países de América Latina, o simplemente la forma de tratamiento para algunos países como Yemen, Libia, Cuba, Venezuela…

Además, los viejos y siempre presentes asuntos como el balance del presupuesto para sanidad, educación, I+D, obras públicas, políticas para Internet, Ciencia y tecnología,

todo un cuadro para ser cambiado y borrado de la mente de aquellos que alguna vez creyeron en Rodríguez Zapatero. No se trata solo de cambiar políticas sino de cambiar mentalidades.

Imaginemos que Rajoy toma grupos de pensadores para cada área. En principio, tendrá que echar mano de los mejores y de aquellos que le sean impuestos. No se va a colar ningún liberal de izquierda, sino de creyentes temerosos de Dios y de quien cree firmemente que el mundo está hecho de siervos y sus señores. No es una vanalidad, pues esas son las fuerzas que han estado presentes en los últimos 30 siglos.

Para los conservadores de todo el mundo, EEUU es un ejemplo de país desarrollado, y esa potencia no necesita imponer políticas, aunque no deje de vigilar movimientos y corregir sobre la marcha cualquier desviación ideológica y comercial, de tal manera que EEUU sabe en todo momento como cada país europeo acepta el modo de vida americano. La rebelión de J.L. Rodríguez Zapatero, sacando a España de la guerra de Irak, tuvo sus repercusiones en la administración Bush. Con Rajoy, no habrá esa preocupación. Por el contrario, políticos y empresarios norteamericanos cuentan con un aliado casi incondicional, y es el parlamento europeo el interlocutor válido para los Lobyes americanos.

Tienen además, los EEUU, a una Europa con casi todos sus miembros manejados por partidos conservadores. Aparentemente nada de qué preocuparse.

La nota discordante de este idílico paisaje político, es un destape de celos de hermanos y que comience una era fraticida en cada país. No será una guerra a la manera del siglo XIX, pero sí será por la visión purista de los conservadores antiguos y la visión “Moderna” de los más jóvenes, dispuestos a alianzas vistas como pecaminosas por los menos modernos.

La visión de esa modernidad la estamos viendo en la comunidad valenciana, donde la presencia de imputados por delitos de corrupción no ha supuesto pérdida de votos, sino por el contrario aumentó su base electoral. Así que la “moderna” alianza de empresas hechas para atender los deseos de dinero para sí y para el partido, es una forma “moderna” e inteligente de hacer la política del siglo XXI.

La forma de gobierno de la comunidad madrileña, aupada por un torrente de votos supone el triunfo de una política de cambiar la pieza mostrada por otra diferente, sin que el elector lo note. Así, es posible mostrar sanidad pública, manejada por entes privados, educación pública en colegios privados, vivienda de interés social a precios de mercado…

Queda entonces preparado el escenario para un ataque de toda Europa a las ideas de izquierda, de tal manera que esa no solo es una opción política sino, poco a poco, un delito perseguible por la ley. Periódicos, publicaciones en Internet, Universidades e institutos, todo aquello que no sea “políticamente correcto”, será perseguido por las autoridades.

El “diseño inteligente”, ideas antiabortistas, el uso de armas para la defensa de los ciudadanos de bien, el combate a los inmigrantes molestos, las mismas ideas de la profunda América conservadora, serán los puntos permanentes en la agenda de una nueva Europa. Muy lejos de la idea de Europa de sus fundadores. Aquella que nació cuando aún humeaba el fuego de la segunda guerra mundial. En definitiva, es un regreso de don Adolfo sin lustrosas botas y gorra de plato. Amplia sonrisa, aspecto de recién duchado, todo lo moderno que se pueda presentar el fascismo, esta vez manejado por un gallego.