El escritor Gustavo Vidal Manzanares, ha dado en el clavo sobre algo que pasa desapercibido por estas fechas de recordación histórica en tierras españolas.
La perspectiva de 2 siglos, los hechos que dieron origen a los Requetés, la guerra civil española, el final difuso del franquismo, la transición, la entrada de España a la Comunidad Económica Europea y a la OTAN, y desde 1810 las independencias de los países suraméricanos, hacen que hoy podamos ver con más claridad los motivos de esos hechos que perversamente fueron manejados por la derecha de siempre para mostrarnos como verdugos a otros, cuando en el fondo los verdugos del pueblo eran quienes querían que se mantuvieran los privilegios que la sangre azul, la iglesia y los terratenientes habían tenido por siglos.
En Colombia y en Argentina también sucedió esto y durante estos dos siglos fue escrito en el cerebro de esos pueblos que la llamada “independencia” era un triunfo de la historia. Que la “dependencia” era de un Estado con respecto a otro. La realidad, que todo era en verdad la “dependencia” de unas clases sociales con respecto a otra, nunca fue mencionada en los libros de historia que estudiamos en Suramérica. Tampoco fue mencionada nunca la camaleónica actitud de la iglesia católica, que apoyaba la rebelión ó la represión a ésta según fuese necesario. Lo mismo crear guerrillas supuestamente marxistas en Suramérica, especialmente en Colombia, que guerrillas urbanas en España como la ETA.
El movimiento “carlista” en la España del siglo XIX, contrario a que reinase una mujer, más que derechos que asistían a Carlos, es el mismo tipo de movimiento que da origen a los ejércitos defensores de terratenientes en la Colombia de principios del siglo XX. En España se defendía una dinastía y en Colombia se defendía una clase social, dueña “histórica” de la propiedad de la tierra y el manejo del Estado.
Quizá España perdió la oportunidad de ser laica porque la derecha de siempre domesticó una rebelión popular como la de 1808, sentando en el trono español a Fernando VII, de la misma manera que la rebelión popular nacida de “el bogotazo”, en Colombia tomó un camino muy diferente al que deseaba el asesinado Jorge Eliécer Gaitán, consolidando a una de las oligarquías más poderosas de América latina.
A continuación el excelente artículo de Vidal. Léanlo en clave sudamericana y verán por qué el señor Uribe es el resultado del mismo asalto a los intereses populares que en España consolidaron los privilegios del antiguo régimen monárquico y que las cortes de Cádiz en su constitución sólo dieron por bueno el hecho de una diferencia de clases bien establecida. Como el alimento que le damos a las gallinas que luego comeremos.
GUSTAVO VIDAL MANZANARES
02/05/2008
2 de mayo de 1808: la sublevación “casposa”
Sin ningún rubor, Esperanza Aguirre ha manifestado: “La única respuesta capaz de explicar aquella rebelión popular es aceptar que los españoles de 1808 tenían plena conciencia de que España era una realidad histórica… de la que se sentían dueños”.
Esto es una solemne tontería. Y no empleo una expresión manida, es que eso es una tontería que se suele afirmar de manera solemne… ¿pero qué “conciencia de nación” ni qué monsergas? La única conciencia de aquella pobre gente era aliviarse del frío en invierno y del hambre durante todo el año. Por cierto ningún señorón o señorona de abolengo (los que se llenan la boca de “nación” y “patria”) fue fusilado los siguientes días.
Aunque no resulta extraño que algunos defiendan el 2 de mayo. Si España se hubiera afrancesado, habría sido una nación laica, culta, desarrollada e ilustrada y quienes insultan a pobres mujeres víctimas del terrorismo lo más que conseguirían es una plaza de reponedores en Alcampo.
Resulta, por otra parte, patético que un pueblo se subleve para traer al abominable Fernando VII (el “rey de las tres efes”: felón, fofo y feo) pero que permanezca impasible frente a la invasión de Los cien mil hijos de San Luis que restablecía la tiranía.
Seamos sinceros, el 2 de mayo no debe ser una fecha para celebrar sino para llorar. Imaginar lo que pudo ser un siglo XIX español bajo la Ilustración y el progreso y contemplar, por el contrario, cómo discurrió nuestra historia es para inyectarse Prozac en vena…
… José Bonaparte intentó desterrar el hambre de las tripas de los españoles y la superstición de sus mentes. A cambio, se le motejaba como “rey pepino” o “Pepe botella”; era abstemio y se le injuriaba de borracho; construyó espacios abiertos para disfrute de los madrileños y le insultaban como “el rey plazuelas”… y mal que le pese a la caverna, la primera Carta Magna en España que consagra “las libertades del pueblo” es el Estatuto de Bayona, obra del francés.
Así, no entiendo qué se celebra con la casposa sublevación del 2 de mayo salvo el retorno de la Inquisición restaurada por el rey felón, las guerras carlistas, el “vuelva usted mañana”, la educación religiosa retorciendo espíritus y castrando cerebros, los cuartelazos, las guerras absurdas en África donde blanquearon al sol los esqueletos de infelices que no podían pagar la exención a filas… “celebramos” también las hambrunas en el campo andaluz donde se sacaba un santo de escayola pidiendo lluvia en vez de aplicar los planes agrícolas franceses… “conmemoramos” también el analfabetismo del 70% de los hombres y
de casi todas las mujeres, el ridículo contra la armada norteamericana en Cuba y Cavite, los consejos de la demente Sor Patrocinio a reyes y gobernantes, la presión de la iglesia hasta asfixiar cualquier soplo de modernidad en la enseñanza y en la vida pública, tarados haciendo el ganso en Montejurra, el amañado “gobierno por turnos”…
… Todo eso y más acarreó la expulsión de los franceses. Muy distinta hubiera sido una España laica y avanzada, preocupada por la ciencia, la industria y la economía y guiada por la razón. Contra todo eso, inconscientemente, se sublevaron muchos españoles el 2 de mayo de 1808.
Por ello poco hay que celebrar. Conmigo que no cuenten.
Hasta aquí el artículo de Gustavo Vidal
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