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lunes, marzo 17

DESPUÉS DE ELECCIONES EN ESPAÑA




DESPUES DE ELECCIONES


El odio y rencor de Aznar, se debe ante todo a la aceptación que genera Zapatero y antes que él, Felipe González. Aznar sabe que su popularidad está entre personas de ambientes discutibles pero eso lo inflama de orgullo y no de vergüenza.
Ese rencor, expresado por un rostro poco agraciado, es manifiesto por la imagen de una Sonsoles Espinosa y un José Luis Rodríguez Zapatero, de ojos claros y elevada estatura, cosa de la que están lejos la pareja Aznar-Botella. Quienes sí tienen aspecto de anglosajones, aunque no lo son, es la pareja Rodríguez-Espinosa. Además la aceptación en los ambientes juveniles españoles está más escorada hacia la pareja socialista.
El aspecto de oficial de La Guardia Civil de la época de Franco hace de Aznar una caricatura de la derecha española. Zapatero en cambio parece un ejecutivo de New York. Esto no son razones ideológicas, son ante todo racistas, pero juegan en el imaginario de quienes depositan votos en las urnas. La contienda democrática del 9M lo estableció claramente, aunque los personajes, en franca lid, eran Zapatero y Rajoy, nombrado el conservador a dedo por el soberbio y rabioso Aznar.
Al escuchar la radio y ver los noticieros de la televisión, la derecha mediática, ante lo tozudo de la realidad, han querido disfrazar su derrota como una auténtica victoria conservadora. Como el PP aumentó su base de electores y 5 escaños más que en 2004, insuficientes para nombrar presidente del gobierno, ese detalle lo magnifican al máximo. La soberbia acompaña esta actitud de forma grotesca, hasta llegar a decir que son más votos socialistas pero que la razón es suya.
Las películas de Hollywood muestran a un Rambo que gana guerras en Vietnam. Recuerdo como salieron de Vietnam, lo impresionante de los hechos en ese país, sus helicópteros saliendo de la embajada norteamericana, el regocijo del mundo que veía como un pequeño país echaba a la más grande potencia militar de la historia. Como Espartaco que hizo temblar a Roma en el evento de la primera revolución de la historia.

Es el momento de una guerra al interior del partido conservador español y aunque muestran en público que rodean a su líder, en realidad están en plena batalla. La presidente de la comunidad autónoma de Madrid, la ultraderechista Esperanza Aguirre, con una votación mayoritaria en su feudo, está inmersa en una tarea neoliberal que consiste en deteriorar los servicios públicos para establecer su privatización. Además esos servicios públicos son llevados por empresas privadas, como el caso de la sanidad, dónde el usuario creyendo que usa un servicio público, usa en realidad un muy bien pagado servicio privado. Ese tipo de jugada está siendo usada en otras comunidades gobernadas por los conservadores.
Rajoy, en su etapa final de campaña incluyó como segundo de a bordo, a un personaje típico del mundo neoliberal, a medio camino entre hombre de negocios y jefe de la mafia. El señor Pizarro viene de la empresa Endesa, que pagó a la salida de Pizarro una escandalosa suma, unos 120 millones de Euros como indemnización, en esa costumbre neoliberal que consiste en saquear las empresas por parte de los directivos en forma de indemnización y la promesa de no trabajar para la competencia. Eso no se aplica a los trabajadores sino a la casta de directivos empresariales.
La inclusión de Pizarro fue una absurda elección, propia de quienes creen que el mundo lo ven los demás como lo ven sus propios ojos. “El ladrón juzga por su condición” dice el antiguo refrán. La tarea de Pizarro y de sus correligionarios era crear la idea y la imagen de que España estaba mal gobernada, inmersa en una crisis debida a la inacción del gobierno socialista de 4 años que no hizo otra cosa que disfrutar de los buenos trabajos de la época de Aznar, 8 años atrás. Una herencia de los conservadores que dilapidó Zapatero según los ideólogos ultraconservadores.
No pudieron los Pizarro y los Rajoy esconder que precisamente el mundo se encuentra en una terrible crisis financiera debido a la pobre gestión del gobierno Bush, dedicado a rentabilizar la guerra a través de empresas privadas y empobrecer a los Estados Unidos a cambio de enriquecer a sus castas. La defensa que han hecho los conservadores españoles del gobierno norteamericano ha llegado al ridículo, haciendo creer que España, con la entrada en la guerra de Irak en 2003, hacía de este país una potencia. Y se lo creyeron. Aznar, después de perder en 2004, comenzó a dar conferencias por todo el mundo hablando de lo mal que gobernaba Zapatero, de la libertad de la que gozaba occidente gracias a Norteamérica. Esa actitud provocadora de Aznar lo ha convertido en un enemigo de su propio partido pues ha provocado que los votos de los nacionalistas prefirieran no votar a sus correligionarios y darle su apoyo a Zapatero. Lo mismo ha sucedido con Izquierda unida, que perdió casi todos sus escaños pues su gente prefirió a los socialistas. A esa actitud le llaman en España “voto útil”. El peor escenario que podían imaginar los conservadores se ha debido a las tesis de extrema derecha de Aznar y su pupilo Rajoy. Ahora es Zapatero quien manda en España casi como único referente de la izquierda, y los próximos 4 años serán difíciles por la desaceleración económica mundial, pero los españoles sabían que solo los socialistas podrían hacerle frente con seriedad y con la garantía de no seguir privatizando empresas estatales para usufructo de las empresas supranacionales americanas, tal como lo desea Aznar, en su defensa de “la libertad” tal como la entienden los neoliberales: libertad de ser rico sin la ingerencia de los estados nacionales y la ayuda de las bienintencionadas mafias privadas que golpean donde el estado mete las narices.

Es en este momento que presenta una peligrosa actitud de los grupos perdedores, magnificada por la derrota de Sarkosy en las elecciones municipales francesas. El galo ha mostrado muy pronto sus garras neoliberales, xenófobas, racistas y de un humanitarismo interesado. Es la actitud de “estrella mediática” lo que no le han perdonado los franceses que se han visto engañados.
En Europa las actitudes burdas no son perdonadas como en los Estados Unidos. Allí cuentan con un público desinformado, puritano, religioso y poco dispuesto a la autocrítica.

El caso de los escándalos sexuales a ambos lado del Atlántico es muy revelador. En USA, si un político se va de putas es terriblemente castigado por la opinión. Pero si manda soldados a una guerra provocada es considerado un héroe. La sangre es gloriosa y el sexo un asunto turbio.
El caso de Eliot Spitzer, gobernador de New York, de Larry Craig, senador, el alcalde de Los Angeles Antonio Villaraigosa, el gobernador de New Jersey Jim Mcgreevy, el congresista republicano Mark Foley, y otros políticos muy críticos con los homosexuales y el sexo fuera del matrimonio, eran precisamente homosexuales ó engañaban a sus esposas.

En España, el escándalo sexual de moda es el protagonizado por Rodrigo de Santos López, es paradigmático. En España no importa la condición sexual de los políticos, pero precisamente este era muy crítico con los homosexuales y encima pagaba con su tarjeta de crédito del Ayuntamiento, la alcaldía de Palma de Mallorca. Con dinero de los contribuyentes en otras palabras.

Quienes más hablan de libertad son aquellos que quieren esclavizar al hombre. Quienes hablan del infierno son quienes más se lo ganan. Quienes más hablan de la plaga del narcotráfico son quienes más ganan con ese negocio como el caso del presidente de Colombia. Todo esto sucede en nuestras narices y lo vemos pasar como hechos curiosos, casi anecdóticos, pero no provoca un sentimiento de rebelión en nosotros. Estamos de alguna manera anestesiados ante los hechos tozudos que muestran el lado oscuro del ser humano. Los conservadores españoles quieren mostrar ahora que España está en medio de una crisis financiera y no quieren mostrar que el mundo está mal financieramente debido a su defendido presidente Bush. Señalan en la dirección contraria para esconder su fracaso en política exterior. El gobernador de Florida contaba en España que quienes apoyaran a su hermano en la guerra de Irak verían como saldrían más barato llenar el depósito de sus vehículos. Pero como las armas de destrucción masiva de Sadam Husseín, salió al contrario. Pero esto no ha sido sino para alimentar a los mentirosos. Encima la mentira fue provocada por los enemigos de la libertad.

Los electores españoles y franceses en los últimos días han dado su voto a la razón. Pero esto causará desgracias. Como Aznar en su profundo rencor, los grupos conservadores españoles y franceses prepararán, si no lo han hecho ya, una venganza en forma de “escenario ficticio” y como todo lo demás, no lo veremos en su justa medida sino como un hecho anecdótico. Pero en esta España postfranquista, hay que hilar muy fino. Ya no sirven ni las mentiras con las que se engañan a los americanos ni las mentiras con las que intentó engañarnos Aznar. Lo tienen muy difícil

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