Es un cuento árabe muy antiguo.
Un beduino va por el desierto con su caballo y su perro, en medio de una tormenta de arena, con rayos cayendo amenazadoramente en la arena.
Avanzan cansadamente entre las dunas y los rayos arrecian…el sol se pone y siguen avanzando…cuando sale el sol nuevamente, el calor intenso seca más sus bocas y gargantas…de pronto, un rayo les cae a los tres, pero como sucede tan intempestivamente, no se dan cuenta que han muerto y continúan caminando entre las dunas de arena…
Con mucha sed, los tres avanzan con la esperanza de encontrar un oasis. Después de subir por una enorme duna, ven un oasis a lo lejos…corren pesadamente con sus gargantas secas hacia el oasis y al llegar encuentran que el oasis está cercado. Un aviso dice: “éste es el paraíso”….en su interior, hay otro beduino con unas enormes llaves en la mano….el sediento beduino le dice al guardián: “buen hombre, déjanos entrar para apagar nuestra sed y descansar un buen rato…llevamos días tratando de beber y descansar…ten piedad de nosotros…”
El guardián les dice…”claro, este es el paraíso…sigue…”…Cuando el Guardián del oasis abre el candado con sus grandes llaves, dice al sediento beduino: “Puedes seguir tú, pero el perro y el caballo tienen que esperar afuera.”
“No puede ser, mi caballo y mi perro están tan sedientos y cansados como yo..tienen que beber o van a morir…” dice el sediento beduino…
El guardián responde: “éste es el paraíso de los humanos…no el de animales…”
De esta manera, nuestro beduino y sus dos amigos siguen caminando entre las dunas, cada vez más cansados y más sedientos…suben una alta y empinada duna con un sol abrasador, y alcanzan a ver otro oasis…
Llegan al oasis y ven que también está cercado…en su interior, un beduino con enormes llaves los mira con curiosidad…
“Buen hombre, venimos hace días tratando de beber y no ha sido posible, déjanos entrar para apagar nuestra sed y descansar…ten piedad de nosotros buen hombre…”
“claro, contestó el guardián señalando el letrero, éste es el paraíso…sigan y beban y descansen…”
Después de que hubiesen bebido, nuestro beduino le dice al guardián: “hace como 6 horas, había un oasis, pero no nos permitió su guardián beber sino solo a mi, no a mi caballo y mi perro…”
El guardián le dice: “no no no…ése es el infierno…está allí prestándonos un muy buen servicio…
“Pero cómo es posible, es un engaño..se debe hacer algo para corregir esta situación…”
“No -dice el guardián- es muy buen servicio el que nos presta, porque de esta manera no se nos cuela alguien que abandona a su suerte a sus amigos….y sí entran al paraíso nobles amigos como tú…”
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