Cuando comenzaron los jefes nazis a buscar refugio al perder Alemania la guerra, con el cuento de “robar cerebros”, en USA se robaron anticomunistas viscerales que sabrían les haría falta para su enfrentamiento con la Rusia comunista.
Pero Franco recibió muchos y les dio cobijo y cobertura armada. Algunos se lo tomaron como un respiro para emigrar a Sudamérica con otra identidad. Con los años, muchos regresaron a España y se hicieron preferiblemente en la comunidad valenciana y el la provincia de Alicante, donde los sorprendió la muerte de Franco en 1975.
Algunos hoy son venerables ancianos de más de 90 años. Y se confunden con las hordas de turistas “giris” –que es el vocablo hispano para los europeos anglosajones y teutones- que vienen a quedarse en los meses de duro invierno europeo.
Las obras de Hollywood sobre la caza de criminales de guerra se han centrado en novelas “best seller” de un puñado de escritores especialistas. Pero los de verdad siempre vivieron muy bien en España, especialmente en Alicante.
Los grupos de neonazis –prohibidos en toda Europa y tolerados en España- se han financiado de dineros que estos venerables ancianos manejan con mucha discreción desde sus lujosas guaridas. Unos 1.400 a 2000 pueden sumar los alemanes refugiados.
Denia, a pocos kilómetros de Guardamar, tiene a un apreciable número de ellos. El escritor y documentalista catalán Joan Cantarero, en su libro “La huella de la bota”, nos cuenta como desde que franco les dio albergue en España, ellos se han dedicado a financiar y organizar grupos de ultraderecha, además de financiar prensa que se llamaba así misma de “afirmación nacional”.
Cuando llegué en 1971, al bajarme del avión de Iberia “Los Madrazo”, era un señalado día en el que todo el mundo acudía a “La plaza de Oriente” para una manifestación multitudinaria….ese día, después de bajarme en una pensión de la calle Conde de Xiquena, de empleados de banca –según el chofer del taxi- fui a casa de un hermano de un español de Buenaventura, amigo de mis padres, a quienes traía un paquete de bolsas de café recién torrefactado. Esa familia, me acojió como a un hijo más. Eran dos chicos jóvenes y todos trabajaban en “SEAT”…durante mucho tiempo iba todos los domingos a comer a esa casa y me fueron contando las costumbres y los giros idiomáticos…lo de culo era común, y “a tomar por culo” era muy empleado…hijo de puta era un término que usaban hombres y mujeres. Los llamados “tacos” o palabrotas, en esa España nacional católica, si bién eran mal vistos, entre caballeros era de común uso…pues de esa casa, ese día que llegué me fui a la plaza de oriente y me impresinó ver a un millón de españoles con el brazo en alto, muchos con camisas azules y boinas rojas…cantaban “El Cara al Sol” –himno de la falange española- y gritaban estribillos como “fuera comunistas de la universidad”, ”Rojos a la cárcel”, “viva Jose Antonio” “Franco, Franco, Franco, Franco…”
Esa noche me sentí perdido…que demonios hacía un miembro del partido comunista colombiano en medio de ese mar de fascistas…antes había ido por primera vez a cine, en La Gran Vía…y vi que si bien había ultras, también había mujeres muy bellas…así que no me debía sentir tan mal…aunque me dormí llorando.
Eso fue hace 40 años…y ahora soy vecino de venerables ancianos que contribuyeron a gasear y quemar a cerca de 6 millones de judíos, y financiaron esa pandilla de energúmenos militares que se alzaron contra un gobierno democráticamente elegido y que proclamaron la segunda república española.
Hoy, los hijos políticos de nazis y nacionalcatólicos mandan desde el palacio de la Moncloa. Es largo el camino pero estoy seguro que se proclamará al fin la tercera y definitiva reública.
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